VOLVER

Si hay algo que nos ha enseñado la pandemia es lo mucho que nos gustan algunas de las cosas que hacíamos antes sin darle importancia. Como comprar el café de la mañana para llevar a la oficina. Como vernos las caras en persona sin una videollamada de por medio. Como darnos un simple apretón de manos o una palmadita en la espalda. Ahora todas esas pequeñas cosas sin importancia cobran valor y, en un momento determinado, han llegado incluso a darnos miedo. Asustaba salir y, lo que es peor, estar cerca de alguien.

En Gomel, después del obligado parón de la pandemia, volvemos aunque de una manera diferente. Hemos retomado el camino donde lo dejamos pero por un nuevo sendero, transitando la angosta y desconocida ruta del teletrabajo. Siendo responsables con la situación que vivimos, esta ha sido la mejor opción para la gran mayoría de los compañeros, entre ellos yo misma. Casi todos nos quedamos en casa y estamos aprendiendo a extrapolar nuestra rutina diaria a través del móvil, el correo y san google drive. Funciona, aunque es raro porque casi todos aquí nos conocemos desde hace ya bastantes años y nos habíamos acostumbrado a vernos casi más que a nuestra propia familia. Las bromas y el tono distendido que había en la oficina han dado paso a un chat de grupo en el que, por suerte, sigue reinando el mismo ambiente. Mientras redactores, diseñadores y retocadores teletrabajamos, otra parte de Gomel (fotógrafos, estilistas y los compañeros de producción) va a la oficina respetando las medidas de seguridad. Y es que hay cosas que no se pueden hacer a distancia.

Y así, entre unos y otros, seguimos adelante, intentando hacer normal lo que ya no lo es pero esperando que vuelva a serlo. Porque sí, volveremos a comprar el café de la mañana para llevar a la oficina.

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