EL MOMENTO DEL CAMBIO

Hay que ver cómo cambian las cosas. A veces somos nosotros los que decidimos cambiar y otras, como ha ocurrido ahora, el cambio nos ha venido impuesto. Pero ya se sabe que la cruel disyuntiva es renovarse o morir y de esta coyuntura excepcional sólo saldrán airosos quienes sepan adaptarse a los nuevos tiempos. Si hay algo que sabe hacer la moda es cambiar, reinventarse y adaptarse para sobrevivir. Lo ha hecho antes como respuesta a los grandes acontecimientos de la Historia: la Segunda Guerra Mundial, tras la que nació el New Look de Dior, o la revolución industrial, que dio paso al pret-â-porter, son sólo dos ejemplos.

A la moda se le ha obligado de alguna manera a estar en constante cambio. Desde que en los años 50 del siglo pasado se impusiera la clásica división en temporadas, esta industria ha tenido que vivir inseparablemente con la mutabilidad. Cada diseñador tiene que imaginar al menos cuatro colecciones al año, una por temporada (otoño/invierno y primavera/verano) y una colección resort o crucero y otra prefall, algo así como las colecciones de entretiempo que nacieron en un intento por acercar posturas y responder a las necesidades de un público que quería comprar lo que iba a llevar ahora mismo y no tener que esperar seis meses a lucir lo que ya había visto en la pasarela. Pero esto también obligó a los diseñadores a aumentar su creatividad y a sobrellevar una carga de trabajo desorbitada. A todo esto habría que sumar las colecciones de Alta Costura para aquellas firmas que también la tengan.

En resumen, una presión creativa de la que ya nos llegaron rumores hace tiempo. La sonada salida de Galliano de Dior por sus comentarios antisemitas, fruto según él mismo de sus adicciones para sobrellevar la presión a la que estaba sometido, aún están en la memoria colectiva. En 2018, y tras 14 años al frente de Lanvin, Alber Elbaz abandonaba su puesto como director creativo de la Casa y avisaba de que “el sistema actual de la moda tiene un problema”, en unas declaraciones a la revista Antidote. En ellas se preguntaba sobre el sentido de que alguien asistiera a un desfile en enero y tuviera que esperar al mes de julio para comprar lo que había visto, cuando ya no parece novedoso. Sus planteamientos cayeron en saco roto pero la actual crisis mundial parece haber puesto más de actualidad que nunca estas cuestiones.

Uno de los primeros en recoger el guante ha sido Alessandro Michele. No sólo ha revolucionado los códigos de estilo de la Casa italiana Gucci sino que ahora además se perfila como la figura capaz de renovar el modelo de negocio y de paso transgredir las normas no escritas de una industria que pide un cambio desde dentro. Hace unos meses anunciaba que Gucci no sólo no participará en la Semana de la Moda de Milán de septiembre sino que además reducirá drásticamente el número de colecciones, que ya no responderán más al esquema tradicional de primavera/verano y otoño/invierno. “Los considero términos pobres y obsoletos. Etiquetas de un discurso impersonal que perdió su significado”, ha manifestado en unas notas publicadas en la cuenta de IG de @gucci. Por el mismo camino avanza ya Giorgio Armani, quien resumirá sus dos desfiles de Alta Costura en uno solo que tendrá lugar en enero de 2021 en Milán y en el que mostrará piezas tanto de otoño/invierno como de primavera/verano. Dries Van Noten, Saint Laurent o Valentino son otros de los grandes nombres que se están sumando al cambio.

Julio de 2020 fue el laboratorio de pruebas de un nuevo concepto de Semana de la Moda en versión digital que ha obligado a las firmas a tirar de ingenio para sorprender con originales fashion films que muestran sus creaciones de otra manera. Por el camino se quedó todo el ejército de editores, prescriptores de moda, influencers y famosos que revoloteaban alrededor de los desfiles. La MBFWMadrid da el pistoletazo de salida a un mes de septiembre donde la fórmula virtual se consolida, ya sea de forma total o mixta, y ofrece no pocas oportunidades de reinventarse y liderar un cambio. Tal vez sea la oportunidad de que lo importante vuelva a ser la moda pura y dura, sin artificios ni espectáculos.

Texto: Beatriz Buitrago

Foto: 123rf

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